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- Cólico en el lactante -

Viernes 12 de Febrero de 2016. PUBLICADO POR David García Martín

¿Qué es?
Según la Asociación Española de Pediatría (A.E.P.), el cólico del lactante es un cuadro de llantos prolongados, a veces inconsolables, que se inicia alrededor de la segunda semana de vida, repitiéndose casi a diario, y que puede persistir hasta el tercer o cuarto mes. Suelen sufrirlo 3 de cada 10 bebés, en los cuales el llanto que presentan suele producirse desde el atardecer hasta entrada la madrugada, teniendo una duración de al menos 3 horas a lo largo del día.
Causa.

Según la A.E.P aún no se ha encontrado la causa del cólico del lactante, aunque existen tres tipos de teorías a nivel médico:

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  • Origen gastrointestinal: inmadurez del intestino, creación de la flora bacteriana, gases, estreñimiento.
  • Origen psicólogico: conductas paternas que puedan provocar estrés en el bebé o ambiente hiperestimulador.
  • Alergias/intolerancias alimentarias: Cada vez hay más niños que toleran mal la proteína de la leche de vaca, en ocasiones cambiando el tipo de leche de fórmula o, si recibe el pecho, retirando los lácteos a la madre de la dieta los síntomas pueden mejorar.

Síntomas
El bebé que padece cólico del lactante presenta un cuadro de irritación con dolores agudos que expresa con el llanto, flexionado sobre sí mismo y con el abdomen en tensión. Podemos observar como el ombligo es empujado hacia fuera por esas contracciones que hace el bebe para hacer fuerza. Cuanto más agudo sea el cólico más gritará, llorará y se tensará. Esta situación es frustrante para los padres puesto que la solución que les suelen dar en muchos casos es insuficiente y esperar a que los cólicos se pasen con paciencia se puede hacer interminable.

"Todos los recién nacidos lloran. Es normal". Este es el consejo que escuchan a menudo muchos padres mientras se desesperan ante el angustioso llanto de su bebé. Sin embargo, cuando un bebé llora es porque algo no va bien. Esa es precisamente la forma que tienen de comunicarse con nosotros ya sea porque tenga hambre, frío o calor, encuentre incómoda la cuna o la ropa, tenga el pañal mojado o con caca, no consiga conciliar el sueño, tenga gases, padezca molestias estomacales o intestinales, sufra de los oídos, etc.

El bebé no nos puede hablar, pero gracias a su expresión corporal durante el llanto nos está informando de las estructuras anatómicas que están relacionadas con su dolor. Y es que no es lo mismo que llore con las piernas flexionadas llevándose las manos a la barriga que lo haga con las piernas estiradas y llevándose las manos a la cabeza.

TRATAMIENTO FISIOTERAPÉUTICO Y OSTEOPATICO
Osteopatía craneal: Las vísceras están inervadas por el Sistema Nervioso Autónomo o Vegetativo. La región visceral relacionada con el cólico del lactante está inervada por el Nervio Vago. Este nervio sale del cráneo por el Agujero Rasgado Posterior y desciende hasta las vísceras acompañando al esófago. La afectación del Agujero Rasgado Posterior puede explicar los síntomas y signos asociados al cólico del lactante con los que muchas veces se presenta el bebé, como problemas a la hora de tomar el pecho, dificultad en la deglución, regurgitación, etc. Mediante la Osteopatía Craneal podemos tratar la afectación del Agujero Rasgado Posterior para liberar el Nervio Vago.

Con este tratamiento, trabajaremos a distancia las tensiones sufridas por el aparato digestivo causante de estos cólicos. Estas tensiones craneales, causadas tanto por las tensiones sufridas en el canal del parto como en el post-parto, afectarán a la inervación del tejido digestivo. Con este método se resuelven los cólicos al mejorar todas las funciones relacionadas tanto con la alimentación del bebé, que realiza tomas más correctas y mantiene mejor el tiempo entre ellas, como con la asimilación de los nutrientes y la eliminación de gases y heces. Además, se observa mayor facilidad para el eructo y, como efecto secundario, se consigue un aumento en su bienestar general al mejorar el tiempo y la calidad de sueño y descanso.

Osteopatía Visceral: Podemos tratar el propio intestino para que funcione mejor. Mediante un movimiento cuidadoso con los dedos, elastificamos el paquete visceral del bebé, desde el esfínter esofágico inferior de la entrada del estómago hasta el recto, así como su sistema fascial. El movimiento de nuestras manos relaja la musculatura lisa del intestino, formada por una capa circular profunda y una capa longitudinal superficial. Este músculo, vigoroso y tónico, se encuentra en el origen de los movimientos peristálticos del intestino, trabajando desde la zona más superficial a la más profunda, penetrando por capas a medida que el propio cuerpo nos deja.
Además, tendremos que normalizar el diafragma (que generalmente suele estar contraído en esta sintomatología) ya que contribuye de manera importante en la función visceral masajeando el intestino mientras inspiramos. De ahí que los bebés tengan con mucha frecuencia hipo (contracción involuntaria del diafragma).

Osteopatía estructural: Trataremos la salida de los nervios ortosimpáticos que salen de la columna vertebral, sobretodo a nivel dorsal bajo. Las técnicas son totalmente inocuas y no producen ningún tipo de dolor ni efecto secundario en el bebé.

Resumen: Desde mi experiencia profesional, la mayor parte de los cólicos en los bebés que acuden a consulta suelen estar relacionados con el nervio vago. Después de un parto complejo donde pudo haber hiperestimulación del sistema nervioso por un exceso de contracciones (parto largo y prolongado, uso de oxitocina sintética) o bien por un defecto de contracciones (como puede ser en un parto demasiado rápido, una cesárea programada o un parto podálico) nos podemos encontrar una alteración de la salida del nervio vago a través del agujero rasgado posterior con la consecuente falta de inervación de las vísceras digestivas.

Los síntomas suelen aparecer a partir de la segunda o tercera semana de vida del bebé. Al principio suelen hacer pequeños sonidos pero a medida que pasa el tiempo empezarán a aumentar el quejido, acompañándolo de llanto, puños apretados, entrecejo fruncido y movimiento de piernas.

No suelen mejorar pasados los tres cuatro meses (como suele decirse) salvo que se trate el origen. Si no es así, los bebés aprenderán a vivir con esa sintomatología presentándose otras diferentes como puede ser el estreñimiento, reflujo, etc.

Circulo vicioso: Con toda esta sintomatología nos encontramos bebés nerviosos, con un gasto energético alto y con alteración del sueño por el dolor. Es importante comentar que al succionar mejoran los síntomas por lo que puede que los bebés alimentados con  lactancia materna suelan demandar mucho más ya que al succionar relajan las posibles tensiones que existan en la cabeza y además con ello activan el movimiento del intestino. 

En cuanto a bebés alimentados con biberón, podemos observar que éstos no suelen alcanzar las tres horas entre toma y toma a causa de ese gasto energético. Por esta razón, suelen empezar a llorar antes de la hora de comer, generando todavía mas tensión y provocando que no les siente bien la siguiente toma al comer con ansiedad. He aquí la necesidad de deshacer este círculo vicioso para comenzar a mejorar toda esta sintomatología.

Generalmente, los bebés con estos problemas suelen mejorar con una media de entre tres y cuatro sesiones, dependiendo del momento en que se comience el tratamiento. Desde la primera sesión se suele notar mejoría, sobretodo los primeros días. Pasados éstos comienzan a aparecer los síntomas, por lo que es recomendable hacer las sesiones con una semana de diferencia