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- MEDICINA NATURISTA. El Alimento o La Vida: ¿Comer para vivir, ...o vivir para comer? -

Jueves 02 de Junio de 2016. PUBLICADO POR S. Jorge Cruz Suárez

CINCO OPCIONES PARA UNA ALIMENTACIÓN INTELIGENTE

            Cuando los seres vivos satisfacemos nuestro apetito actuamos en favor de la conservación de la vida, por esto la naturaleza nos recompensa en nuestro cerebro con oleadas de neurotransmisores que nos causan placer; lo cual nos vuelve adictos de por vida. Por esta razón nuestro ser racional se ve en la necesidad de tomar decisiones inteligentes ante los alimentos, más aún cuando la sociedad mercantilista en que vivimos nos ofrece cada vez más una alimentación totalmente desnaturalizada: desprovista casi de alimentos frescos de origen vegetal tal como los ofrece la naturaleza y, eso si, repleta de calorías procedentes de productos refinados a base de hidratos de carbonos simples o azúcares, o grasas saturadas, o en exceso proteínas de origen animal; y los consabidos, que ya se cuentan por miles, aditivos alimentarios, sustancias químicas en su mayor parte que suman efectos nocivos a la ardua tarea depurativa de nuestro cuerpo.

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            Paralelamente a estos hábitos alimenticios antinaturales, los estudios epidemiológicos han ido mostrando ampliamente la relación causa-efecto que se establece entre esta forma de comer y la mayoría de enfermedades crónicas o degenerativas de mayor morbilidad y mortalidad en nuestro medio: enfermedades cardiovasculares, cáncer, obesidad, diabetes, enfermedades inflamatorias, Alzheimer, enfermedades autoinmunes, alergias, etc.

            Es decir que la ciencia nos dice que sí que es cierto, que probablemente enfermamos según aquello que comemos; por esto también dijo alguien sabio, que:

“Somos lo que comemos”, o “Que el alimento sea tu medicina”

Hipócrates. Nacido en la isla de Cos (460 a. C.), considerado el Padre de la Medicina.

Significa esto que, sin en absoluto renunciar al placer de la comida, si podríamos inteligentemente ser más sabios en la elección de nuestros hábitos alimenticios, a saber:

1. Disminuir el aporte de energía en la alimentación cotidiana

            Los excesos alimentarios sobrecargan el sistema digestivo y hepático, la tasa metabólica es muy alta y precisa un consumo elevado de ATP (adenosintrifosfato: compuesto básico para la obtención de energía para la función celular) lo que causaría la fatiga del sistema orgánico. En modelos de experimentación animal se ha demostrado que las dietas ligeramente hipocalóricas, es decir, quedar con un poco de hambre alarga la vida.

2. Alimentos de origen vegetal frente a alimentos de origen animal

            Según la Asociación Americana de Dietética: “los datos científicos sugieren relaciones positivas entre una dieta vegetariana y la reducción del riesgo de enfermedades y condiciones degenerativas crónicas severas que incluyen la obesidad, la enfermedad coronaria, hipertensión, diabetes mellitus y algunos tipos de cáncer”.

Journal of The American Dietetic Association.Noviembre 1997.Nº11; 1317-21

3. Pescado en detrimento de la carne y sus derivados

            Las proteínas del pescado son de más fácil digestión y asimilación que las de la carne, el valor biológico es superior y la utilización neta de proteínas también. Los pescados más grasos o “pescado azul” como: salmón, trucha, caballa, sardina, atún, etc., poseen un elevado contenido en ácidos grasos poliinsaturados entre los que destacan el ácido eicosapentaenoico (EPA) y docosahexaenoico (DHA); también llamados ácidos grasos omega-3 (n-3) a los cuales estudios científicos recientes les atribuyen propiedades de prevención de arteriosclerosis y antitrombóticas, antiinflamatorias y de modulación de la respuesta inmunitaria.

4. Aumentar el consumo de alimentos crudos y frescos frente a cocidos o elaborados

             Los alimentos que pueden consumirse crudos y frescos, tal como los ofrece la naturaleza poseen siempre mayor riqueza en fibra, vitaminas, minerales y pigmentos que les confieren un papel protector frente al desarrollo de enfermedades crónicas.

            Cuanto mayor es la manipulación del alimento mayor es la pérdida de nutrientes; cuanto mayor es el contacto con el oxígeno, la luz, el calor, o por los procedimientos empleados (pelado, troceado, molido, secado, esterilizado, enlatado, almacenado, etc.) tanto mayor es esta pérdida. La industria alimentaria, con frecuencia, añade además sobreabundancia de grasas, azúcar, sal y aditivos químicos colorantes, conservantes, potenciadores del sabor, etc. que suponen un riesgo añadido.

            Los métodos culinarios más adecuados serían la cocción al vapor o al horno y la fritura en aceite de oliva virgen, menos adecuados serían el asado a la parrilla o la fritura con aceites de semillas.

5. Alimentos integrales frente a alimentos refinados

            Los cereales integrales contienen muchos componentes como la fibra alimenticia, ácidos grasos insaturados, nutrientes antioxidantes, minerales, vitaminas, lignanos y compuestos fenólicos que se han asociado a un riesgo menor de padecer enfermedades coronarias, cáncer, diabetes, obesidad y otras afecciones crónicas.

            Salud y buen provecho a los amigos y amigas lectoras de esta sección, el próximo tema a tratar será acerca del valor de las plantas medicinales.